"El jueves 30, el cantante punk se levantó cerca del mediodía y partió para el estudio de grabación en el centro. Esa tarde grabaron las voces del último disco de Flema, que era lo único que faltaba. Apenas llegó, conversó con Luichi y luego fue a comprar una botella de alcohol fino a una farmacia con cuatro pesos que tenía encima. De nuevo en la sala, con Luichi prepararon su antiguo brebaje -mezclaron alcohol con Tang- para serenarse antes de registrar las voces. A su vez, unos músicos que estaban dentro del lugar, antes de irse les regalaron una botella de vino tinto recién descorchada.
(…) Al estar todo listo, el vocalista partió con Luichi hacia Avellaneda. Durante el viaje, bebieron un poco de vino arriba del colectivo 24. Se bajaron a dos cuadras de la casa de Luichi con la intención de quedarse ahí. (…) Sobre la marcha cambiaron de planes y se dirigieron primero a la casa de Fernando, en Gerli, pero el bajista no estaba y los chicos decidieron cambiar de rumbo (…). Ricky y Luichi le fueron a tocar la puerta al puntero de la cuadra para pedirles que les habilitara merca, (pero) el puntero se negó porque los chicos no tenían dinero para pagarle. Prefirió decirles que no tenía nada para ofrecerles. Entonces no les quedó otra que retirarse de la zona.
(…) Mientras iban caminando por las calles de Gerli, el líder de Flema gritaba constantemente “¡Dale Porve, dale Porve!”. Al llegar a su casa, Ricky se puso la remera del club de sus amores, como hacía siempre que estaba arruinado. Luego hizo un llamado telefónico y minutos después partió con Luichi de nuevo a la calle a gritar por El Porvenir.
Eran las siete y media de la tarde. Sus amigos del barrio, que estaban tomando unas cervezas en la esquina (…), cuando vieron que el cantante estaba fisurado rajaron al instante. En eso, Cacho, el remisero, pasó con su auto y Ricky lo vio. Le hizo señas para que se acercara y le suplicó que lo llevara junto a su amigo a los monoblocks. Cacho accedió, pero antes le hicieron dar un par de vueltas por los suburbios. El motivo consistía en buscar algún kiosco que les fiara cervezas y así dejar de beber el alcohol fino. Incluso le pidieron prestado dinero al conductor, quien se negó diciéndoles que no tenía.
(…) Luego de dar vueltas en vano, el remisero se cansó y les dijo a los músicos que tenía que continuar trabajando. Entonces el Negro le pidió que los dejara en la calle Güemes. Allí se bajaron y subieron al departamento de Luichi, situado en un quinto piso. (…) Primero bebieron una sobra de ron que Luichi tenía en una cristalera y luego se bajaron lo poco que les quedaba del alcohol. Para conseguir mejor gusto, el violero cortó un limón, lo exprimió y lo mezcló. El sobre de Tang que sobraba lo tiró a la basura. Siguieron bebiendo algo más que encontraron por ahí y fueron hasta la habitación del guitarrista.
Allí Luichi contaba con su entretenimiento de todos los días: el PlayStation. Conectaron el aparato y se pusieron a jugar un rato. Luichi se sentó en una silla y Ricky se acomodó en otra, a su lado. El televisor estaba inclinado en una mesita que daba a la ventana. De repente, Ricky exclamó: “¡Me voy a tirar, me voy a tirar!”. Corrió el televisor y se lanzó por la ventana al vacío.
Luichi, estupefacto, sólo atinó a lanzar sus brazos por la ventana para intentar agarrarlo, pero el cuerpo ya estaba incrustado en el césped de planta baja. El guitarrista se asustó y bajó las escaleras corriendo. Al llegar a la calle, vio que Ricky aún estaba vivo pero no se movía. Sólo se oían sus quejidos.
(…) La ambulancia tardó media hora en auxiliar al cantante de Flema, quien fue trasladado de urgencia al Hospital Fiorito. Luichi, desesperado, lo primero que atinó a hacer fue tratar de ubicar a Fernando, a quien encontró en su casa de Quilmes. Tratando de controlar sus nervios, le contó como pudo lo sucedido al bajista y rogó que lo acompañara a la casa de Ricky para comunicarle a sus padres la tragedia. Después de contarle la desgracia a la familia de Ricky, partieron raudamente hacia el hospital con la esperanza de recibir una noticia alentadora. Pero no fue así: Ricky había expirado mientras lo trasladaban en ambulancia".
Ricky de Flema. El último punk, Sebastián Duarte, pp. 113-115, Ediciones Baobab, Buenos Aires, 2005.
Baja el libro completo en este link:
Ricky de Flema: El Último Punk
Lee un escrito en homejae a los 5 años de la muerte de Ricky haciendo click aquí.
5 comentarios imbeciles:
Ricki not dead
pronto estaremos juntos otra ves
Ricki fue y sera un punk de alma y vivira en el corazon d sus seguidores nunca dejen d escuchar a flema ricky espinosa x siempre
Empese a escuchar punk gracias a flema mas felis que la mierda escuche a los 15 años me partio la cabeza gracias ricky x hacer la mejor musica flema es lo mejor flema va a ser. Parte de mi aguante flema marce
Un pelotudo importante
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