Escuchando el Algazara, excelente disco en vivo que los Reincidentes lanzaron el 98, me llamó la atención la frase con que abren el concierto, justo antes de que comiencen a sonar los tarros de Rip Rap, donde una voz en off enuncia las siguientes palabras: "la historia es nuestra y la hacen los pueblos". Aunque sabía que aquellas voz pertenecía al ex presidente de Chile, Salvador Allende, desconocía el contexto en que ésta fue pronunciada, por lo que indagando por internet, llegué al último discurso emitido por aquel mandatario, momentos antes de quitarse la vida.
Éste, en sí mismo, tiene ciertos puntos dignos de ser analizados. No pretendo hacer un juicio crítico de los acontecimientos que todos conocemos, ni tampoco referirme al momento histórico que vivió nuestro país durante esa época, sino que me límitaré a resaltar ciertos aspectos que considero que gozan de gran validez y que, hoy más que nunca, siguen estando vigentes.
Quizá, una de las líneas que más cautivó mi atención, es la que se refiere a aquella semilla que ha sido sembrada en cada una de las personas pertenecientes a la clase más desposeída. "...tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente" dice Allende. En esta frase, hace una clara alusión a la toma de conciencia del pueblo acerca de las injusticias que han padecido históricamente. Lo dijo Marx en su tiempo y lo volvía a repetir aquel controvertido personaje, que, ente otras cosas, soñaba con llevar a cabo la revolución con "empanada y vino tinto".
Y pensándolo bien, la reivindicación de la clase obrera, aquella que sufre día a día las consecuancias de un sistema envenenado por el egoísmo y la avaricia, es uno de los fines más humanitarios y de mayor importancia en el orden global. Lo que pasa es que hay mucha gente metida en la política que no mide la real envergadura de este problema. Centran su atención en aumentar el crecimiento económico, firmar tratados de libre comercio y continuar modernizando la cada vez más centralizada capital de Chile; todo esto mientras hay gente que no percibe el beneficio de este supuesto progreso. Escuchamos en los medios de comunicación un sin fin de cifras: que el país va muy bien y que estamos llegando al desarrollo, cuando la verdad no es así.
Mucho se le podrá criticar a Allende, pero lo cierto es que en sus últimas palabras logró transmitir una verdad incuestionable, que es la misma que ultilizan los Reincidentes en su placa en vivo: "tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos".
Éste, en sí mismo, tiene ciertos puntos dignos de ser analizados. No pretendo hacer un juicio crítico de los acontecimientos que todos conocemos, ni tampoco referirme al momento histórico que vivió nuestro país durante esa época, sino que me límitaré a resaltar ciertos aspectos que considero que gozan de gran validez y que, hoy más que nunca, siguen estando vigentes.
Quizá, una de las líneas que más cautivó mi atención, es la que se refiere a aquella semilla que ha sido sembrada en cada una de las personas pertenecientes a la clase más desposeída. "...tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente" dice Allende. En esta frase, hace una clara alusión a la toma de conciencia del pueblo acerca de las injusticias que han padecido históricamente. Lo dijo Marx en su tiempo y lo volvía a repetir aquel controvertido personaje, que, ente otras cosas, soñaba con llevar a cabo la revolución con "empanada y vino tinto".
Y pensándolo bien, la reivindicación de la clase obrera, aquella que sufre día a día las consecuancias de un sistema envenenado por el egoísmo y la avaricia, es uno de los fines más humanitarios y de mayor importancia en el orden global. Lo que pasa es que hay mucha gente metida en la política que no mide la real envergadura de este problema. Centran su atención en aumentar el crecimiento económico, firmar tratados de libre comercio y continuar modernizando la cada vez más centralizada capital de Chile; todo esto mientras hay gente que no percibe el beneficio de este supuesto progreso. Escuchamos en los medios de comunicación un sin fin de cifras: que el país va muy bien y que estamos llegando al desarrollo, cuando la verdad no es así.
Mucho se le podrá criticar a Allende, pero lo cierto es que en sus últimas palabras logró transmitir una verdad incuestionable, que es la misma que ultilizan los Reincidentes en su placa en vivo: "tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos".
3 comentarios imbeciles:
Wena compañero superstar. Gutierrez arreglame la guitarra pajaron
No pudo dejar de sorprenderme que hayas tenido que buscar en internet para saber en qué contexto fueron emitidas aquellas históricas palabras de Allende. No lo critico, pero me sorprende. ¿Es tan bueno el trabajo que han realizado para borrar la memoria histórica de un pueblo?
Aquel discurso de Allende es historia de Chile, cultura general, parte de un proceso que -si bien tuvo en el gobierno su cara visible- simbolizó una lucha auténtica de organización popular en este país.
Te aconsejo leer este texto, aparecido en el fanzine "La Organización del Silencio", que habla sobre estos hechos, y del choque entre el pueblo y la institucionalidad.
Saludos
Guillo
http://www.geocities.com/laorganizaciondelsilencio/septiembremedaasco.html
Salas que buen articulo, dale duro a los temas que nos abran los cesos ...
m
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