A más de 30 años de haber surgido el punk rock, con el tiempo han aparecido montones de variantes de éste género. Una de esas tantas derivaciones es la que cultiva Fasat Alfa. La banda se inició hace más de diez años, pero en aquel tiempo su nombre era otro. Medio Litro fue el grupo donde empezaron a dar sus primeros pasos, en el que tocaban un punk melódico sin mayores innovaciones, pero en donde ya comenzaban a demostrar un interés real por hacer canciones.
Con los años su música se fue haciendo cada vez más compleja. En el transcurso la banda sufrió algunas modificaciones como el cambio de nombre a Fasat Alfa, por el recordado primer satélite chileno en ser lanzado al espacio, y el ingreso de un nuevo bajista que se sumó al cuarteto que eran hasta ese entonces. Hoy la banda la conforman Francisco Prieto (voz, guitarra, pandereta), Fernando Larraín (guitarra, bajo), Daniel Larraín (guitarra, teclado, voz), Sergio Saavedra (bajo, guitarra) y Simón Larraín (batería). Con esta alineación ya consolidada han lanzado dos discos: “Fasat Alfa” (2004) y “Saiyen Pepe” (2007), y esperan editar una tercera placa dentro de los próximos meses.
La fecha del miércoles en el Constitución era una especial, porque fue anunciada como la última en la que contarían con el guitarrista Daniel Larraín, quien parte a estudiar al extranjero. Especialmente esa noche el local estaba vestido de fiesta, pues sólo un par de horas antes de la tocata, Chile había goleado por 4 a 0 a la escuadra boliviana, con lo que la selección logró acercarse aún más al mundial de Sudáfrica. A sólo un par de cuadras del local, la Plaza Italia estaba llena de eufóricos que celebraban como si la clasificación ya fuese un hecho, pero esa es otra historia.
Pasadas la una de la mañana y con el local de bellavista repleto de gente, dieron inicio al show con “Plebiscito Mental”, una de las viejitas de la banda, rescatada de su primer álbum homónimo. “Estoy en contra de las risas postizas y a favor de los ojos rojos” dice la canción, que como la mayoría de las de Fasat Alfa, contiene letras con historias surrealistas con un significado que queda a la libre interpretación de quien las escuche.
La noche siguió y los parajes psicodélicos se hicieron presentes con canciones como “Sábado Amarillo” o “Miedo al Vacío”, también de su primer disco, donde la mezcla de ritmos y melodías fueron una muestra perfecta de la experimentación que Fasat Alfa llevó a cabo con éxito en su primer registro.
Bandas como ésta que se mueven entre una amplia gama de estilos dentro del rock, no están para encerrarlas en un solo género ni para ponerle una etiqueta específica. Eso resulta absurdo, sobre todo luego de presenciar alguna de sus actuaciones en vivo, donde uno no tarda en darse cuenta de que la evolución del grupo es constante y de que cada disco es una nueva oportunidad de reinvención.
Instrumentos como el teclado, la pandereta y el acordeón son los condimentos precisos para adornar las armonías de las canciones, necesarios para no caer en el juego de la música prefabricada, fome y repetitiva. Las nuevas composiciones del conjunto también tuvieron su lugar en el repertorio, con temas como “Cama de hospital”, “En la boca del volcán” o “Aeróbica Mental”. En ésta última la introducción de una emotiva línea de armónica y la base programada en un pequeño teclado, potencian aún más el eclecticismo de la agrupación.
Para la alegría de algunos, en una de las pausas entre tema y tema, el vocalista Francisco Prieto lanzó un par de discos de regalo al público. Una buena forma de promoción, que sólo puede hacer una banda independiente, que no tiene a nadie a quien responderle. Mejor aún si se considera que los discos no se pueden conseguir en ningún otro lado que no sea una tocata o con algún integrante de la banda.
Cuando llevaban cerca de una hora tocando Fasat Alfa comenzó a despedir su última tocata como quinteto, por lo menos en el mediano plazo. “Uno en el fin del mundo”, la última del “Saiyen Pepe”, cerró la noche con toda la fuerza y velocidad del punk, la que no han perdido pese al paso de los años y de la cual se nota que siguen disfrutando cada vez que realizan una nueva presentación.
La fecha del miércoles en el Constitución era una especial, porque fue anunciada como la última en la que contarían con el guitarrista Daniel Larraín, quien parte a estudiar al extranjero. Especialmente esa noche el local estaba vestido de fiesta, pues sólo un par de horas antes de la tocata, Chile había goleado por 4 a 0 a la escuadra boliviana, con lo que la selección logró acercarse aún más al mundial de Sudáfrica. A sólo un par de cuadras del local, la Plaza Italia estaba llena de eufóricos que celebraban como si la clasificación ya fuese un hecho, pero esa es otra historia.
Pasadas la una de la mañana y con el local de bellavista repleto de gente, dieron inicio al show con “Plebiscito Mental”, una de las viejitas de la banda, rescatada de su primer álbum homónimo. “Estoy en contra de las risas postizas y a favor de los ojos rojos” dice la canción, que como la mayoría de las de Fasat Alfa, contiene letras con historias surrealistas con un significado que queda a la libre interpretación de quien las escuche.
La noche siguió y los parajes psicodélicos se hicieron presentes con canciones como “Sábado Amarillo” o “Miedo al Vacío”, también de su primer disco, donde la mezcla de ritmos y melodías fueron una muestra perfecta de la experimentación que Fasat Alfa llevó a cabo con éxito en su primer registro.
Bandas como ésta que se mueven entre una amplia gama de estilos dentro del rock, no están para encerrarlas en un solo género ni para ponerle una etiqueta específica. Eso resulta absurdo, sobre todo luego de presenciar alguna de sus actuaciones en vivo, donde uno no tarda en darse cuenta de que la evolución del grupo es constante y de que cada disco es una nueva oportunidad de reinvención.
Instrumentos como el teclado, la pandereta y el acordeón son los condimentos precisos para adornar las armonías de las canciones, necesarios para no caer en el juego de la música prefabricada, fome y repetitiva. Las nuevas composiciones del conjunto también tuvieron su lugar en el repertorio, con temas como “Cama de hospital”, “En la boca del volcán” o “Aeróbica Mental”. En ésta última la introducción de una emotiva línea de armónica y la base programada en un pequeño teclado, potencian aún más el eclecticismo de la agrupación.
Para la alegría de algunos, en una de las pausas entre tema y tema, el vocalista Francisco Prieto lanzó un par de discos de regalo al público. Una buena forma de promoción, que sólo puede hacer una banda independiente, que no tiene a nadie a quien responderle. Mejor aún si se considera que los discos no se pueden conseguir en ningún otro lado que no sea una tocata o con algún integrante de la banda.
Cuando llevaban cerca de una hora tocando Fasat Alfa comenzó a despedir su última tocata como quinteto, por lo menos en el mediano plazo. “Uno en el fin del mundo”, la última del “Saiyen Pepe”, cerró la noche con toda la fuerza y velocidad del punk, la que no han perdido pese al paso de los años y de la cual se nota que siguen disfrutando cada vez que realizan una nueva presentación.
1 comentarios imbeciles:
Creo que has sido uno de los pocos en dar en el clavo con lo que es Fasat. Sin duda, que no llevan etiqueta alguna porque su musica es unica y con un proceso creativo de aquellos y que muy pocos contienen. Por eso mismo tratar de interpretar sus letras es en vano , ya q solo ellos conocen sus propios codigos de creacion y de donde nacen sus letras, absurdas e incompresibles pa muchos....pero geniales para los demas!
En ello radica lo especial de ser una banda independiente, ya que nadie maneja sus tiempos, sus procesos creativos ni lo que ellos desean hacer.... en lo que se les venga en gana.
Gracias por tu columna, porque es una perdida de tiempo leer a otros que han intentado dar con los significados de las letras de fasat, sin ver mas alla....como es su propia musica.
Saludos
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