"I Love Pinochet" es un documental del año 2001, realizado en conjunto por la chilena Marcela Said y el francés Jean de Certeau, los mismos responsables de confeccionar un retrato íntimo de la secta cristiana fundada por José María Escrivá de Balaguer, en "Opus Dei, Una cruzada silenciosa".
La verdad es que a estas alturas a nadie debiera sorprenderle que aún existan partidarios de Pinochet pululando por ahí. Los hay en todos lados: partiendo por la derecha política, pasando por el clero fascista y hasta en parte de nuestra querida farándula; desde las clases más acomodadas hasta en los sectores más "populares".
Son varios los que hoy en día siguen apoyando la obra del fallecido dictador y que sueñan con estar nuevamente bajo un régimen dictatorial, conviviendo con la brutal represión que padeció el país por casi dos décadas, dejando una huella indeleble. A pinocho mucha gente lo concibe como un hombre ejemplar, que supo llevar a cabo una labor mesiánica al liberarnos de las garras del "comunismo totalitario": como un genuino salvador de la patria que logró derrotar al marxismo en muy poco tiempo.
Lo anterior es una historia archiconocida. No causa mayor sorpresa. Escuchar los testimonios de sus adherentes y oír cómo intentan justificar y defender cada una de las acciones criminales perpetradas por la dictadura, fuera de causar una repulsión inmediata, no genera mayor impresión. En el documental se les da espacio para dar su opinión y expresar sus diversos puntos de vista, acerca de los beneficios que trajo consigo el golpe y el posterior gobierno de Pinochet. Muchos lo ven como algo inevitable, como un medio (no deseado) para conseguir un fin.
Por otra parte, existe también gente que no le hizo asco a la dictadura en su tiempo y que hoy en día no reniega su pasado. Son los que han mostrado una mayor consecuencia y que con el paso del tiempo no han transado ni un milímetro en su ideología. En este grupo se encuentran los personajes de la derecha más dura, a los que no les tiembla la voz al manifestar su más férreo apoyo al general. Entre ellos se destacan el columnista de El Mercurio, Hermógenes Perez de Arce; el actual alcalde de la comuna de providencia, Cristián Labbé, quien fuera parte de la DINA e incluso ostentó el cargo de Ministro Secretario General del gobierno militar entre 1989-1990; y también el mayor exponente nacional del fascismo cristiano, uno de los hijos de puta que genera mayor odio y repudio en la población pensante: el cura Hasún.
La ceguera de la población da para mucho. Incluso para abrazar "ídolos" carentes de cualquier virtud y derramar lágrimas de emoción por el afecto que se les tiene. Así como el niño que sale en el documental, a quien su padre le había enseñado desde muy chico la verdadera historia de nuestro país. Una historia en donde Pinochet pasó a ser un héroe nacional. No es raro pensar que ese niño considere al tirano como su segundo padre. Tampoco lo es que, en la actualidad, haya sido uno de los indignados porque no se consideró al derrocador del gobierno de Allende, como candidato al mediático concurso "Grandes Chilenos". Seguramente habrá llorado otra vez; así como lo hizo en la entrevista y como seguramente habrá hecho arrodillado ante la tumba del "libertador de la patria".
Descargar el documental
También puedes verlo online acá.
La verdad es que a estas alturas a nadie debiera sorprenderle que aún existan partidarios de Pinochet pululando por ahí. Los hay en todos lados: partiendo por la derecha política, pasando por el clero fascista y hasta en parte de nuestra querida farándula; desde las clases más acomodadas hasta en los sectores más "populares".
Son varios los que hoy en día siguen apoyando la obra del fallecido dictador y que sueñan con estar nuevamente bajo un régimen dictatorial, conviviendo con la brutal represión que padeció el país por casi dos décadas, dejando una huella indeleble. A pinocho mucha gente lo concibe como un hombre ejemplar, que supo llevar a cabo una labor mesiánica al liberarnos de las garras del "comunismo totalitario": como un genuino salvador de la patria que logró derrotar al marxismo en muy poco tiempo.
Lo anterior es una historia archiconocida. No causa mayor sorpresa. Escuchar los testimonios de sus adherentes y oír cómo intentan justificar y defender cada una de las acciones criminales perpetradas por la dictadura, fuera de causar una repulsión inmediata, no genera mayor impresión. En el documental se les da espacio para dar su opinión y expresar sus diversos puntos de vista, acerca de los beneficios que trajo consigo el golpe y el posterior gobierno de Pinochet. Muchos lo ven como algo inevitable, como un medio (no deseado) para conseguir un fin.
Por otra parte, existe también gente que no le hizo asco a la dictadura en su tiempo y que hoy en día no reniega su pasado. Son los que han mostrado una mayor consecuencia y que con el paso del tiempo no han transado ni un milímetro en su ideología. En este grupo se encuentran los personajes de la derecha más dura, a los que no les tiembla la voz al manifestar su más férreo apoyo al general. Entre ellos se destacan el columnista de El Mercurio, Hermógenes Perez de Arce; el actual alcalde de la comuna de providencia, Cristián Labbé, quien fuera parte de la DINA e incluso ostentó el cargo de Ministro Secretario General del gobierno militar entre 1989-1990; y también el mayor exponente nacional del fascismo cristiano, uno de los hijos de puta que genera mayor odio y repudio en la población pensante: el cura Hasún.
La ceguera de la población da para mucho. Incluso para abrazar "ídolos" carentes de cualquier virtud y derramar lágrimas de emoción por el afecto que se les tiene. Así como el niño que sale en el documental, a quien su padre le había enseñado desde muy chico la verdadera historia de nuestro país. Una historia en donde Pinochet pasó a ser un héroe nacional. No es raro pensar que ese niño considere al tirano como su segundo padre. Tampoco lo es que, en la actualidad, haya sido uno de los indignados porque no se consideró al derrocador del gobierno de Allende, como candidato al mediático concurso "Grandes Chilenos". Seguramente habrá llorado otra vez; así como lo hizo en la entrevista y como seguramente habrá hecho arrodillado ante la tumba del "libertador de la patria".
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